domingo, 24 de julio de 2011

TEMA 9: OLFATO

9. OLFATO

En el hombre, el sentido del olfato está menos desarrollado que en muchos animales, quizás porque al contrario que éstos, no depende de él para buscar alimento, hallar pareja o protegerse del enemigo.
El área de la nariz humana sensible al olor es de unos pocos centímetros cuadrados, mientras que en el perro, por ejemplo, recubre la membrana glucosa nasal por completo.
Sin embargo, el olfato humano es el más sensible de todos nuestros sentidos: unas cuantas moléculas, es decir, una mínima cantidad de materia, bastan para estimular las células olfativas.
Los receptores olfativos del hombre se encuentran situados en la porción superior de las fosas nasales, donde la pituitaria amarilla cubre el cornete superior y se comunica con el bulbo olfatorio.
Los vapores emitidos por las sustancias olorosas penetran por la parte superior de las cavidades o fosas nasales y, después de disolverse en la humedad de la pituitaria amarilla, actúan químicamente sobre los receptores olfativos. Los impulsos nerviosos que resultan de la activación de los receptores son trasmitidos al bulbo olfatorio y de ahí a la corteza cerebral para la formación de la sensación.
Mediante el acto de olfatear, la dirección de la corriente de aire es dirigida hacia la región olfatoria superior de la cavidad, facilitando la llegada de un mayor número de partículas olorosas hasta los receptores olfativos.
fig.1 Estructuras que conponen el sentido del olfato

Las sensaciones olfatorias suelen confundirse con las del gusto, ya que ambas son producidas por el mismo estímulo químico. En verdad, varios alimentos son apreciados más por el olor que por el sabor.
El olfato contribuye a la iniciación de los procesos de la digestión. Así, cuando los distintos olores alcanzan el centro olfatorio del cerebro, éste envía al estómago los estímulos adecuados para que comience la producción de jugos digestivos; en este proceso interviene también la visión, de tal forma que ante la presencia de la comida empieza a producirse saliva en la boca, lo que facilita la digestión de los carbohidratos.
De todos los órganos de los sentidos, el olfato se distingue por la rapidez con que se adapta al estímulo. Ello se debe a que, cuando las células olfatorias se “han acostumbrado” a un determinado olor, cesan de transmitirlo al cerebro. Esta facilidad para dejar de percibir un olor no constituye, sin embargo, una limitación muy seria para la vida del hombre, puesto que sus adaptaciones no dependen tanto del olfato.
Mucosa olfatoria y transduccion del olfato

Porción de la mucosa nasal que contiene las terminaciones nerviosas sensoriales para el olfato, localizado en la cúpula de cada cavidad nasal. El epitelio olfatorio amarillo castaño consta de neuronas receptoras olfatorias, células en escoba, células madre y las glándulas olfatorias asociadas.
La mucosa olfatoria es una región especializada de la cavidad nasal. Histológicamente (Fig. 1) se presenta como un epitelio cilíndrico pseudoestratificado que contiene diferentes tipos de células, entre ellos, la neurona sensorial en diferentes estados de diferenciación, la célula basal y la célula sustentacular (esta última con características de célula glial). Los cuerpos celulares de las neuronas maduras se encuentran en diferentes niveles en la capa epitelial y proyectan sus axones directamente al sistema nervioso central, haciendo sinapsis con las células del bulbo olfatorio. Las neuronas olfatorias maduras expresan la proteína marcadora olfatoria (OMP) que permite su identificación en el epitelio olfatorio17.
Tanto las neuronas olfatorias maduras como las inmaduras expresan b-tubulina específica de neurona y la molécula de adhesión neuronal (NCAM)18. En el epitelio, las células basales se encuentran en continua división y su progenie originaría las neuronas dentro de la cavidad nasal. Estas células que se dividen continuamente son consideradas células pluripotentes.
fig. 2 Mucosa olfatoria


Membrana Pituitaria
Presenta dos aspectos:
1. Pituitaria respiratoria, por ella pasa el aire que va a los pulmones y el que sale de los pulmones. Es de color rosado y recubre la porción inferior de las fosas nasales.
2. Pituitaria olfatoria, en ella se encuentran las células olfativas, que son impresionadas por las sustancias odoríferas. Es de color amarillento y se ubica- en el cornete superior, por donde -se distribuyen las ramas del nervio olfatorio.
Nervios olfatorios
Las fosas nasales reciben dos clases de nervios:
1. Nervios de la sensibilidad general, que proceden del trigémino y a través de los cuales se perciben las sensaciones del tacto.

fig. 3 Nervios sensoriales del epitelio olfatorio
 2. Nervios sensoriales del olfato que son los nervios olfatorios. Dentro de la cavidad craneana,  cada nervio olfatorio se ensancha para formar el bulbo olfatorio, que descansa sobre la lámina cribosa del etmoides.
Del bulbo olfatorio parten numerosas ramas que atraviesan los agujeros de la lámina cribosa y se distribuyen por la porción superior de las fosas nasales.
Transduccion
1.Las moléculas del olor en forma de vapor (compuestos químicos) que están flotando en el aire llegan a las fosas nasales y se disuelven en las mucosidades (que se ubican en la parte superior de cada fosa nasal).
2.Debajo de las mucosidades, en el epitelio olfatorio, las células receptoras especializadas, también llamadas neuronas receptoras del olfato, detectan los olores. Estas neuronas son capaces de detectar miles de olores diferentes.
3.Las neuronas receptoras del olfato transmiten la información a los bulbos olfatorios, que se encuentran en la parte de atrás de la nariz.
4.Los bulbos olfatorios tienen receptores sensoriales que en realidad son parte del cerebro que envían mensajes directamente a:
◦los centros más primitivos del cerebro donde se estimulan las emociones y memorias (estructuras del sistema límbico) y
◦centros “avanzados” donde se modifican los pensamientos concientes (neocorteza).
5. Estos centros cerebrales perciben olores y tienen acceso a recuerdos que nos traen a la memoria personas, lugares o situaciones relacionadas con estas sensaciones olfativas.


Fragancias, aromas y olores

Para que un cuerpo tenga olor es necesario que sea volátil, es decir que emita pequeñas partículas y que se disuelva en el moco que recubre la mucosa olfatoria.
Esas partículas, llevadas por el aire que inspiramos impresionan las células olfativas que se encuentran en la porción superior de la pituitaria.
La intensidad de los olores de los cuerpos depende de la mayor o menor cantidad de partículas volátiles.
Si se deposita sobre la pituitaria amarilla un fragmento de un cuerpo oloroso, no determinará sensación olfativa. Es necesario que se encuentre dividido en pequeñísimas partículas mezcladas con el aire.
Cuando la pituitaria amarilla es impresionada largo tiempo por una misma sustancia, deja de percibir su olor.
Se cree que existen 7 tipos de células olfatorias, cada una de las cuales sólo es capaz de detectar un tipo de moléculas, éstas son:
  • Alcanforado: olor a naftalina.
  • Almizclado: olor a almizcle.
  • Floral.
  • Mentolado.
  • Etéreo: olor a fluidos de limpieza en seco.
  • Picante.
  • Pútrido.
En el año 1991 se descubrieron los primeros genes de las proteínas receptoras del olor. Estas moléculas receptoras residen en la membrana de células sensoriales, que retienen un aroma y envían el mensaje correspondiente al cerebro a través de una cadena de reacciones químicas. En 1996 fue caracterizado el primer receptor olfativo humano.

Anosmia
La perdida del olfato o anosmia puede ser parcial o total, temporaria o definitiva.
La anosmia parcial o total puede ser producida por una alteración o fatiga olfativa de la mucosa pituitaria, por vegetaciones, por lesiones de tipo infeccioso en la pituitaria o por inflamación provocada por un resfrío común. En estos casos la perdida del olfato suele ser temporaria. La anosmia definitiva generalmente es provocada por una lesión del nervio olfatorio.
Fuentes Internet:

Una persona distingue entre dos mil y cuatro mil olores distintos.
Las sustancias odorantes son compuestos químicos volátiles transportados por el aire. Los objetos olorosos liberan a la atmósfera pequeñas moléculas que percibimos al inspirar. Estas moléculas alcanzan la mucosa olfativa, que consta de tres tipos característicos de células: las células olfativas sensoriales, las células de sostén y las células basales, que se dividen aproximadamente una vez al mes y reemplazan a las células olfativas moribundas. Los 20 o 30 millones de células olfativas humanas contienen, en su extremo anterior, una pequeña cabeza con cerca de 20 pequeños filamentos sensoriales (cilios). El moco nasal acuoso transporta las moléculas aromáticas a los cilios con ayuda de proteínas fijadoras; los cilios transforman las señales químicas de los distintos aromas en respuestas eléctricas.



fig. 4 Zona cotical del gusto y olfato

Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas alcanzan el bulbo olfatorio a través de micro-orificios del cráneo; el bulbo es una porción anterior del cerebro, que se ocupa de la percepción de los olores. Estas prolongaciones nerviosas terminan en los glomérulos, pequeñas terminaciones de celulas olfativas de forma esférica donde se procesan las señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales. La información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, tales regiones almacenan también los contenidos de la memoria y regulan la liberación de hormonas. Por este motivo, los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales. Sólo más tarde parte de la información olorosa alcanza la corteza cerebral y se torna consciente.